Uno de los mayores problemas que enfrentan las empresas y los empresarios en el siglo XXI es su éxito. ¡Sí, su éxito!
El éxito, sobretodo el éxito recurrente, sostenido en modelos tradicionales de negocio, es el flanco más débil de toda empresa y empresario del siglo XXI. Las empresas que están más en riesgo son las del tipo “brick & mortar” es decir, las empresas que se basan en modelos de negocio y procesos diseñados en el siglo XX.
El problema real estriba en que ya estamos en el siglo XXI y aunque les duela, la realidad de cómo opera el mundo ha cambiado drásticamente. El problema es que nuestro chip mental ha sido formado en el siglo XX y sigue anclado en el milenio pasado.
Hoy vivimos en un mundo profundamente interconectado por Internet y las redes sociales. Estas últimas han dejado de ser un mero canal para socializar con amigos y compañeros de escuela o universidad y se ha transformado en el canal por excelencia a través del cual el mundo se comunica tanto para temas personales, culturales, sociales y ahora más que nunca, laborales.
Solo hay dos tipos de empresarios: Los que ya la vieron y han empezado un proceso de transformación digital basado en la implementación de un modelo de aprendizaje social, innovación recurrente y desafío permanente del status quo y el resto, aquellos que están condenados a ser víctimas del darwinismo digital
Darwinismo Digital: Un estado de falla del negocio donde la tecnología y la sociedad avanzan más rápido que la capacidad de la empresa para adaptarse…. Brian Solis
Las empresas más visionarias son consecuentes con estos nuevos tiempos en que nos ha tocado vivir. Son empresas en cuyo ADN corre la innovación y entienden que ésta no surge en un comité, por el contrario, brota espontáneamente en cualquier momento, tanto dentro como fuera de la empresa, tanto en el gerente como en el practicante. Estas empresas son ágiles, se cuestionan permanentemente el staus quo, entienden que no hay cliente más importante que el cliente interno, están usando la tecnología para conectarse entre sí y con el mundo, están implementando modelos de aprendizaje continuo, y sobretodo, han entendido que no hay activo más valioso que nuestra cultura.
Son empresas fundamentalmente humildes, capaces de preguntarse siempre ¿estamos haciendo lo correcto? ¿podemos hacerlo mejor? Y sobretodo… ¿Podemos hacer del mundo un mejor lugar para vivir?
Son empresas que no solo tienen misión, visión y valores…. ¡Tienen propósito! No solo quieren transformarse… ¡quieren transformar al mundo!
Por eso cuestiónatelo todo, sobretodo cuestiónate si tu o tu empresa son competitivas y no solo entienden sino que además están aprovechando al máximo las enormes ventajas que ofrece la revolución de lo digital. Sé humilde, recuerda que cualquier startup disruptiva puede destruir tu business model antes que te des cuenta. No dejes de aprender, dicen los sabios que quien deja de aprender se muere y están en lo cierto.
Ya no hay espacio para la empresa cínica que busca deleitar a sus clientes mientras maltrata a su gente.
El branding se construye y se destruye a diario en las múltiples experiencias que le hacemos vivir a nuestros clientes… y no hay cliente más importante que el cliente interno. Él será quien le hará vivir o no una experiencia extraordinaria al mercado ¿Cómo lo hará entonces si solo vive secuestrado por el sueldo?
Hoy más que nunca debemos trabajar en lo que nos apasiona y si no nos apasiona trabajar por los demás, si no entendemos que nuestro cliente más importante es el compañero de al lado o el subalterno, si no entendemos que toda experiencia que no es extraordinaria es… ordinaria… entonces no merecemos como empresa competir en el siglo XXI.
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