En 1950 la Sociedad Estadounidense y el diseño en ese país adoptaba una actitud sin complejos y también un preeminente sentido práctico. Así, los objetos, los edificios, los interiores, las señalizaciones, las paradas de comida rápida, los autobuses, los logotipos, los programas de televisión, los centros comerciales, todo debería ser ejecutado bajo los mismos criterios de un Styling llevado al límite del orgullo Norteamericano y su oposición frente al comunismo.
La Oficina de Programas de Información Internacional (IIP) del Departamento de Estado de Estados Unidos describiría a su sociedad de los años 50 así:
La mayoría de los estadounidenses se sentían confiados en su propio papel en el mundo durante los años 50. Aceptaron la necesidad de asumir una posición fuerte contra el comunismo mundial y apoyaron los esfuerzos por compartir los beneficios de la democracia con el mayor número posible de naciones. En el país, gozaban de ganancias económicas fenomenales y vivían la transición a una economía de servicios. (IIP Digital, 2008).
En 1953, Eisenhower, el presidente estadounidense de entonces, se dirigiría a la asamblea general de las Naciones Unidas para advertir sobre el peligro de las armas atómicas, pero también para remarcar los usos pacíficos de la energía atómica. En consecuencia, mencionaría a los Estados Unidos como una nación consciente que la carrera armamentística puede ser revertida, y que la mayor de las fuerzas destructivas puede emplearse para el beneficio de toda la humanidad es decir que el poder pacífico de la energía atómica no es un sueño del futuro. Por ello, Estados Unidos lanza una gigantesca campaña publicitaria llamada Atoms for Peace, que pretendía mejorar la imagen de la energía atómica en todo el mundo, mostrando el poder del átomo.
Asimismo, Walt Disney quien ya había trabajo de la mano con el gobierno Estadounidense, lanzó un documental llamado «Nuestro amigo el átomo», donde el propio Disney muestra las bondades de la energía atómica con una analogía directa al cuento del genio en la botella, capaz de conceder los mejores y los peores deseos. Entre otras herramientas, están los panfletos y otros documentales, libros, numerosas conferencias, anuncios.
Esta capacidad de influenciar en los medios llevó un discurso positivo de la capacidad que tiene la sociedad Estadounidense del 50 para poder elegir el camino 6 del progreso, el optimismo.
Durante siglos el progreso del ser humano se ha cifrado en un creciente conocimiento de la persona y del mundo, en la creencia de que tal conocimiento permite vivir la vida de la forma más plena posible. (Goytisolo, 2003, p.2)
En consecuencia, frente a la calidad de vida de una sociedad victoriosa como la Estadounidense en 1950 y agotada desde la Segunda Guerra Mundial, la exigencia de un discurso de superioridad influenció a los diseñadores del Atomic Style proponer un entorno artificial donde el usuario encuentre respuesta a unas necesidades ficticias como la energía infinita y la supremacía absoluta propulsada por una energía inagotable, el Styling pensado en el lenguaje del futuro vinculado con la velocidad, la aeronáutica y lo atómico.
Hoy en día existen otros estímulos pero el motor sigue siendo el mismo, el mismo impulso de crear algo armonioso frente a un determinado contexto. La pregunta sería ¿A qué le estamos prestando atención en estos momentos?
Fuentes: Elpais.com / 8-bitcentral.com
José Luis Oviedo
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